¡Ingrato!. Ya que robaste
a mi pecho toda calma,
no mates mi pobre alma con el Olvido traidor:
Recuerda que de constancia hallaste mi alma vestida,
recuerda que hasta mi vída
expuse yo por tu amor.
Que me ames como a tu dueña
no intento, porque es en vano;
que me estimes como hermano tampoco pretendo yo;
sólo aspiro a que mi imagen
no se borre de tu mente,
que siempre viva latente
ya que tu labio engañó.
Más, si tampoco no alcanzo,
eleva al cielo tu ruego,
dile, que vuelva de nuevo
la paz a su corazón;
que consuma ese recuerdo de tu imagen que venero,
dile que eres traicionero
!que te tenga compasión!.