El asalto es la acción de amenazar o atacar a alguien para robarle. Tras una serie de robos a mano armada las víctimas a veces no sufren ningún daño físico, sin embargo, luego experimentan angustia. Varias víctimas suelen quejarse de continua ansiedad y problemas para dormir y casi todas coinciden en señalar que la experiencia llega a dañar mucho su vida laboral
Los ladrones son oportunistas; es preciso mantenerse atento a lo que ocurre a nuestro alrededor
Los delincuentes buscan a los que están desprevenidos. Es preciso observar a las personas que lo estén mirándo, hay que estar atento a lo que ocurre a nuestro alrededor y no permitir que el alcohol o las drogas emboten los sentidos o nublen el juicio. A la persona que bebe o se droga le cuesta más pensar con claridad y evaluar si una situación es peligrosa, dice una enciclopedia de salud.
Hay que proteger los bienes. Hay que descartar la entrada a los extraños. Nuestros objetos de valor deben estar fuera de la vista de personas desconocidas y principalmente sospechosas.
Si planificamos un viaje, es indispensable preguntar a las autoridades u otras personas confiables del lugar. Ellas podrán indicar los sitios peligrosos y cómo evitar robos.
La agresión sexual abarca la violación y todo tipo de contacto sexual para el que se recurre a las amenazas, la fuerza o la intimidación.
Lo peor es que no solo afecta mientras sufres la agresión —explica una mujer que fue violada. El infortunio persigue y obsesiona por mucho tiempo, y cambia por completo la visión de la vida. También modifica la vida de los seres queridos. El peligro levanta las alertas si un lugar o una persona hace sentir incómoda, es mejor retirarse, así lo —aconsejan el personal de la policía, nadie puede convencer para que se quede si nuestro instinto le dicta lo contrario.
Los depredadores sexuales van a la caza de los desprevenidos y los vulnerables. Los expertos sugieren siempre caminar con decisión y mantenerse alerta.
Frente al ataque hay que gritar, es decir, utilizar el factor sorpresa para huir o defenderse. Y, de ser posible, correr hasta un lugar seguro y llamar a la policía.
Otra modalidad de atraco es el ciberataque, se refiere al delito cometido a través de Internet, como evasión de impuestos, fraude contra la asistencia pública, fraude con tarjetas de crédito y falta de entrega de artículos pagados. También abarca timos como inversiones y subastas en línea fraudulentas.
El ciberdelito les cuesta a las víctimas —y a la sociedad en conjunto— miles de millones de dólares. Por citar un caso, Aurora recibió un mensaje electrónico que parecía de su banco en el que le pedían que actualizara sus datos personales. Minutos después de enviarlos vio horrorizada que habían transferido 4.000 dólares de su cuenta a un banco extranjero. La habían estafado.
Para evitar estos acontecimientos casi catastróficos para las víctimas hay que ser cauteloso. Debemos impedir ser engañados por páginas de Internet que aparentan ser legítimas. Las instituciones financieras serias no le van a pedir información confidencial por Internet. Antes de comprar o invertir en línea, hay que investigar la reputación de la empresa.
Cuando las ofertas de venta por internet son increíbles entonces hay que desconfiar Los ambiciosos y los que quieren conseguir algo a cambio de nada son el blanco preferido de los ladrones cibernéticos. El anzuelo puede ser la promesa de ganar mucho dinero con poco trabajo, recibir un préstamo o una tarjeta de crédito aunque no se califique para ello u obtener grandes beneficios de inversiones de “bajo riesgo”. Cuanto mayores son los beneficios prometidos, mayor es el riesgo. Es mejor de abstenerse de realizar alguna inversión hasta que esté seguro de que es legítima, por mucho que lo presionen.
Las facetas de los ataques son múltiples, entre ellas se cuenta el robo de identidad entendido como la acción de obtener y utilizar información personal de alguien para cometer fraude u otros delitos.
El ladrón puede usar la identidad de otro para obtener tarjetas de crédito o préstamos, o para abrir nuevas cuentas. Luego acumula deudas a su nombre. Y aunque logre que se las cancelen, su reputación financiera puede quedar arruinada por años. Perder la reputación financiera causa trastornos en la vida entera, es peor que si robaran dinero, así lo expresan las víctimas.
Para evitar estos actos hay que proteger la información confidencial. Si realiza operaciones bancarias o compras por Internet se debe cambiar con frecuencia las contraseñas. Hay que revisar detenidamente los movimientos bancarios y toda información vulnerable.
