La Dra. Diana Salazar, la Fiscal General de la Nación, la que hizo temblar a las mafias: renunció; dio por terminadas las funciones prorrogadas que venía desempeñando luego de 42 días, contados a partir de haber cumplido su periodo de seis años, tiempo en el que dejó una vara demasiado alta para quienes sigan sus pasos, al ejercer de manera fructífera e incuestionablemente el cargo público más peligroso del Ecuador; pues, los casos que enfrentó fueron de aquellos inimaginables, y lo hizo sin doblegarse, sin torcerse, sin dudar, guardando el miedo en el congelador. Sin duda alguna, acaba de escribir en nuestra historia republicana, una biografía insuperable, convirtiéndose en la mujer ejemplar más firme, decidida y valiente de todos los tiempos.
En el ejercicio de sus labores, asumió con responsabilidad el investigar a las vacas sagradas del poder, las llevó a los tribunales de justicia con pruebas irrefutables; siguió la pista de diversos grupos de delincuencia organizada que estaban apoderados del país, y los sometió con la ley en la mano; jamás se dejó engañar de la clase política maquiavélica, y siguiendo el hilo conductor dio con sus fechorías, hasta ponerlos a unos tras las rejas y ver como otros, huían de la justicia en estampida; se convirtió en el terror de los que obraban inmoralmente tras las sombras. Por su labor encomiable: fue odiada por los corruptos; temida por los grupos de delincuencia organizada; repudiada por la caterva de políticos mañosos; y, estigmatizada por los que estaban enseñados a forrar con dinero sucio cualquier acto para lograr la impunidad.
Diana Salazar, por todo lo que le entregó al Ecuador desde la Fiscalía, se consagró como una mujer de bien que jamás se ensalzó, que no se dejó envanecer por el poder de turno ni por el poder del dinero; que, por el contrario, con humildad siempre reconoció el apoyo de su gente cercana y valoró la labor fecunda de su grupo de trabajo, a quienes les deja un gran legado: continuar limpiando la sociedad de aquellos personajes que se desvían de la ley y el orden. Sin olvidarnos, que sus labores transcurrieron siempre por el filo de la navaja, poniendo en riesgo permanente su vida y sacrificando incluso el tiempo de su familia; actos que jamás se olvidarán y serán materia de estudio, referencia que servirá para que las futuras generaciones entiendan que no todo está perdido, que comprendan que si hay gente que está dispuesta a sacrificar lo individual para alcanzar el bienestar común.
La Fiscal implacable que hizo temblar a las mafias, a los carteles políticos, a los corruptos, a los inmorales, a los delincuentes, se va del país, se va porque a su cabeza le pusieron precio hace rato, y al terminar su periodo ya no cuenta con la protección necesaria del Estado. Decidió físicamente habitar tierras lejanas, ese es el precio a pagar por devolvernos la esperanza en la justicia; pero se va, dejándonos grandes enseñanzas, porque: un Ser Humano lleno de valores, incorruptible, obligado a enfrentar a la delincuencia, camina por las tinieblas desafiando el peligro a cada paso; sin torcerse logra trascender en el tiempo, venciendo al miedo y doblegando al mal. Gracias por todo Diana Salazar.